“Fortuna audentes iuvat”, Eneida, X, 284
INTRODUCCIÓN
Del latín rosa (primera declinación), flor de grandes pétalos en forma de corazón, espinas en el tallo, colores vivos y olor intenso y agradable, a que se añade el sufijo –al (relativo a) para formar rosal (arbusto que produce rosas). Bonito, ¿no? No obstante una golondrina no hace el verano y un solo rosal no genera reseñable belleza, además de que aislado quedaría al albur de inclemencias meteorológicas y en manos de perros meones que lo solivianten y humillen ya que, como se sabe, y salvo honrosas excepciones, los canes no respetan la hermosura. Unión, fuerza, sindicato: el plural; una rama, por muy espinosa que sea, es de fácil ruptura; un haz ya cuesta… Unión, fuerza, sindicato: ROSALES.
FUNDACIÓN (E IMPERIO)
Octubre del año de Nuestro Señor de 1990. Bajo estas utópicas premisas un grupo de adolescentes granulentos decidieron formar piña en el IB Azorín (Elda-Petrer) con la finalidad de arroparse mutuamente de las hostilidades de docentes y estudiantes malencarados, hacer más llevadera la vida vacua y tediosa, improductiva, sin objetivos ni estímulos, porque el objeto único, causante de nuestros desvelos, las chicas, cruzaban por nuestras existencias sin alzar sus tiernas y frágiles miradas hacia nuestros rostros granulentos: ni puñetero caso nos hacían. Y además nos apuntamos a jugar al fútbol (la rama y el haz): la unión hace la fuerza; el sindicato defiende nuestros derechos (TKK). Amistad forjada a golpe de protección grupal (manada de ramas) ante los acechantes peligros de la adolescencia en los primeros 90.
La idea sindical y futbolística ya estaba formada; únicamente restaba el elemento identificativo y diferencial, aquello que nos distinguiera del resto de humanos eldenses: el nombre, un nombre que había de ser, a nuestro parecer, músico, peregrino y significativo. La rama y el haz, la unión: lean el primer párrafo. Así fue como en octubre de 1990 nacieron ROSALES.
ROSALES Y LOS MOROS. LA COMPARSA DE CRISTIANOS
Pasaron los años y muchas Fiestas de Moros y muchas carreras universitarias y muchas incorporaciones al mundo laboral y apareció pelo en el mentón a cambio de que, tiempo después desapareciera de nuestras testuces. Hubo diásporas y muchos Rosales hubieron de exiliarse lejos de nuestra querida Elda (a Petrer la gran mayoría), pero perpetuamos amistades con el núcleo vertebrador consistente en hacer juntos cuartelillo durante las fiestas en honor a nuestro amadísimo Santo Anacoreta.
Mes de junio. Nos gustaba ver desfiles acompañados de la impenitente y siempre fiel neverica repleta de refrescantes licores; nos gustaba disfrutar del ambiente de desinhibición nocturna (o eso cuentan); (a algunos) les gustaba tirar petardos para desesperación y profundo odio del resto; nos gustaban, en fin, los Moros y Cristianos de nuestra querida Elda. Pero nos sabía a poco, debíamos algo más a San Antón y para ello, en el año 2004 decidimos conformar la SOCIEDAD GASTRONÓMICA ROSALES, cuyo emblema, a resultas, se convirtió en la seña de identidad de ROSALES: la margarita sonriente.
Pero el verdadero empujón debía ser la participación activa como festeros, renunciar por fin a los pantalones de realista o marroquí, llenos de quemaduras de cigarrillos, víctimas de oscuras noches morunas; renunciar a los cascabelicos de zíngaros y a las camisas floricentes que advertían de nuestra presencia visual y auditivamente, para gran desazón de nuestros pacientes progenitores que, desesperados, aguantaban la intensidad de nuestras difíciles nocturnidades; renunciar al epígono pantalón de estudiante, mugroso y con escaso terciopelo y cuyo propietario siempre se negó a cambiar, más por comodidad que por lealtad hacia una comparsa que no le decía nada: muchos ya éramos estudiantes en la vida civil. Había que desfilar en la misma comparsa, en la misma escuadra.
¿Dónde? La decisión fue, tal vez la más sencilla de nuestra vida. ROSALES y Comparsa de Cristianos, Comparsa de Cristianos y ROSALES… Cuando uno se sabe el mejor, ¿a qué combatir con sus pares? ¿Por qué no unir las fuerzas de unos y las bendiciones de otros para formar así la élite que esta ciudad merece? Habíamos de elegir comparsa, y todas fueron barajadas, incluso, a causa de las ínfulas mahometanas de un componente de la sociedad gastronómica, incluir a nuestra margarita en el bando moro; se barajó además participar ni más ni menos que como musulmanes (esto último no es cierto; un saludo a la Comparsa de Musulmanes).
Fuimos cribando bandos (el primero en caer fue el bando moro, con gran dolor en el corazón de nuestro amigo aficionado a El Corán), después cayeron las comparsas cristianas, quedando la decisión en la elección entre Piratas y Cristianos. Por lógica, sentido común, y dada la esbeltez morfológica de nuestros agraciados cuerpos, privilegiados genéticos, todo empujaba a que la margarita hubiera de parchear su ojo y cubrirnos con camisas amarillas. Pero no; queríamos formar en las prestigiosas filas de la Comparsa de Cristianos de Elda. ¿Por qué? Podría hablar de retroalimentación prestigiosa, pero todo se resume al amor, y queridos amigos: el amor no se explica, se vive. “Centro di gravità permanente” comenzó a sonar mientras nos vestíamos y “Txus” antes de desfilar. La margarita conservaría su visión periférica.
ESCUDO Y LEMA
Como se ha venido apuntando a lo largo de este texto, el emblema y exponente de nuestra escuadra es la margarita sonriente, es nuestra esencia constitutiva, la piedra angular de nuestro estoicismo, el pilar sobre que fundamentar nuestro consuelo, nuestro foco irradiador de optimismo, la deidad a quien oramos en voz queda en el momento solícito que se produce antes de desfilar. Como no podía ser de otro modo, la margarita se halla en el lugar más emblemático de nuestro escudo: el centro. Y es que la margarita ha estado con nosotros antes incluso de que nos constituyésemos como escuadra, puesto que ya aparecía en el primigenio escudo de ROSALES, cuando éramos un simple equipo de fútbol sala que participaba en el campeonato de liga amateur de Petrer, con dudosos resultados (todos tenemos un pasado que nos recuerda nuestra humanidad).
Como decíamos, en medio del escudo, coronado por estética, ya que cada uno tiene su opinión sobre la monarquía, está la margarita rampante con los colores propios a tan amada flor, con su sempiterna sonrisa y su profunda y sincera mirada, repleta de bondad y amor no físico. La margarita se halla sobre minicampo de azur el cual es bordeado por un marco de plata que contiene en sable el año de fundación (1990) y la divisa de la escuadra (Facendum condimentum amoris), todo ello sobre campo tronchado de plata y gules. Plata y gules por el Athletic de Bilbao, tronchado por no ser evidentes, el sable porque queda bien con el plata, el plata porque contrasta con el sable, el azur porque se nos acababan los colores y los colores de la margarita, porque la respetamos.
ROSALES, además de los propios padres, la inmensa mayoría, somos hijos de los últimos 70 y primeros 80 (determinismo social), y como tales, nos dan mucha risa los niños gordos en bici y los niños impropios malhablados. En una serie televisa de dibujos animados un niño que intentaba hacer sus primeros pinitos en el juego de la seducción, acercose al objeto de sus desvelos, una tal Wendy Testaburguer, y siguiendo los consejos de un cocinero afroamericano amigo suyo, dada la experiencia del susodicho en el campo amoroso, preguntole solícito a su apasionable objetivo amoroso: “¿Hacemos salsa de amor?” El personaje masculino se llamaba Stan. ¿Qué ocurrió? ¿Qué tiene esto que ver con nuestra historia? Simple: cuando Stan preguntó aquello a Wendy durante la emisión, había cuatro ROSALES escuchando en el bar donde la serie de animación estaba puesta; no había nada más que decir: ya teníamos lema: “haciendo salsa de amor”.
Esencia y objetivo de nuestros tráfagos vitales, la salsa de amor, con bastante poco éxito, todo sea dicho, y como donde no llega la pasión correspondida, llega el conocimiento, lugar que más frustraciones, odios y demencias canaliza y oculta, pues tradujimos la sentencia de Stan al latín: FACENDUM CONDIMENTUM AMORIS (oh yeahhhh).
Y siendo ROSALES, ¿por qué una margarita como emblema? Porque nos da la gana.
Año de Fundación: 2004
ESCUADRA ROSALES. MIEMBROS
2004. Formación: Cabo: José Luis Gómez (Jipi); Escuadra: Darío Juan (el hombre de los múltiples apodos), Francisco J. Payá (Mono), Francisco J. Gallardo (Ico), Francisco J. Navarro (Pat), Carlos J. Marín (Charlie), J. Martín Rubio (Martín), Santiago Aracil (Silo), María de los Cármenes Pérez (Maricarmen), Javier Juan (Javi), Ignacio Martínez (Nacho)
2017. Formación: Cabo: Mario Lorenzo (Mario); Escuadra: Javier Navarro (Javi Funcionario), Francisco J. Payá (Mono), Francisco J. Navarro (Pat), Samuel Martínez (Samu), Carlos J. Marín (Charlie), J. Martín Rubio (Martín), Santiago Aracil (Silo), Javier Juan (Javi).
Entre ambas formaciones, la primera y la última (hasta ahora) han pasado ni más ni menos que catorce fiestas de moros. Muchos ROSALES hemos sido fieles y no hemos fallado, otros ha habido años que, por circunstancias no han podido salir, pero jamás perdieron su compromiso con la escuadra ni con sus formantes (uno es de ROSALES PARA TODA LA VIDA), otros han tenido pasos esporádicos o de fidelidad corta pero intensa e incluso los hay que han salido por hacernos un favor. Muchos han llevado orgullosos el emblema de la margarita sonriente en su pecho y seguramente, cuando se hallen en su lecho de muerte podrán confesar a sus deudos que su mayor gloria en este valle de lágrimas fue ni más ni menos que eso: haber desfilado con ROSALES. Gracias a todos (no ponemos nombres; que hubiesen seguido con nosotros; la rama y el haz).
En lo que sí me voy a detener es en lo siguiente. En ROSALES, esa combinación perfecta entre bonhomía y rudeza, entre cortesía y eructos, también fuimos pioneros a la hora de abrir las puertas a la razón última y primera de nuestras tristes vidas: las mujeres a quienes amamos. Desde nuestros inicios teníamos claros comportamientos y directrices ahora tan asumidos como igualdad y tal; en nuestra escuadra, que obviamente también es la suya, han desfilado chicas en absoluta igualdad desde el principio: si el traje pesaba quince kilos, con quince kilos cargaban las pobrecicas y sin quejarse, no como nosotros. La pionera fue la estimadísima diseñadora y traficante de camisetas Maricarmen Pérez (Maika) a quien tanto debe la escuadra en lo relativo al márketing e imagen (que a nadie se le olvide que la margarita sonríe gracias a ella), ella, que fue participante activa en los duros años de nacimiento y consolidación dentro de nuestra comparsa y que, como además no bebe, nos cuida y alienta y anima cuando el domingo somos renuentes a participar en el desfile.
Encima nos echa fotos y nos arregla las capas en Juan Carlos I (y ocasionalmente en Reyes Católicos), porque desgraciadamente dejó de desfilar, aunque como ven, sigue siendo parte activa de la sociedad gastronómica. También ha contribuido a nuestra grandeza nuestra queridísima amiga Rosa Paterna quien, alguna vez, ha cubierto al remolón que definitivamente no quiso salir en domingo, incluso algún año ha sido miembro de número de la escuadra y, por ende, comparsista, pagando cuota, como resulta obvio.
Tal vez la vinculación más extraña es la de Fanny Gallardo, quien desde los comienzos ha orbitado en torno a la escuadra y que incluso desfiló junto a nosotros un par de años, aportando en ambos ideas de estrambóticos maquillajes polícromos, que, por llamativos, generaron vítores y aplausos, lo cual es muy de agradecer, y así hacemos: gracias Fanny. Por cierto, Fanny a veces también nos echa fotos y nos arregla las capas.
Estas tres han sido las chicas que directamente han estado ahí, pero ¿qué decir del resto? Esposas y novias y madres y suegras y hermanas, quienes nos han maquillado (Cfr. con lo anotado sobre Fanny Gallardo), nos han hidratado solícitamente cuando nosotros no podíamos hacerlo a causa de las innúmeras chapas que constituían nuestros trajes y que nos dificultaban sobremanera el paso por el angosto espacio constituido como acceso a la barra y que han sido causantes (en parte, tampoco exageremos) de nuestra fama y prestigio participando como ROSALES en Mediafiestas, Entradicas e incluso Retretas, como el caso de Maripaz Ródenas (Maripi), quien a pesar de la desvinculación circunstancial con la escuadra de forma directa, sigue luciendo orgullosa su traje de cristiana con el emblema de la margarita sonriente en el pecho, como impagable recuerdo de tantísimas retretas compartidas como formante ROSAL.
Además también nos maquillaba. Gracias Maricarmen, gracias Rosa, gracias Fanny, gracias Maripi, gracias Nuri, gracias Carmen, gracias Eva, gracias Elena, gracias a quien olvido, gracias a todas porque sin vosotras no seríamos tan grandes, simplemente seríamos solo grandes (la rama y el haz).
Por último a ROSALES nos gustaría alzar nuestra copa de refresco en honor del hombre en la sombra, alegoría de la paciencia y del saber estar; el señor de la fiesta, pues nadie como él ha sabido organizar los quince kilos de chapa que llevan nuestros trajes; cada cacho, en su sitio, como debe ser. Y no sólo eso sino que además era el encargado de buscar y elegir qué traje era el que mejor nos podía ir, aunque en alguna ocasión llegamos a pensar que los elegía al peso (y no es metáfora, que cada vez pesan más). El señor de la fiesta, que jamás se molestó cuando nos estaba ayudando a vestirnos, y teníamos la peregrina ocurrencia de acudir a la barra a por un refresco (escanciado por una de nuestras queridas compañeras), eso sí sentíamos en ocasiones el puñal de su mirada entre nuestros hombros, pero no decía nada. Un grande, un Negro Papúe, obviamente hablamos de un excelso caballero a quien el mundo conoce como Martín Rubio y en ROSALES como el Padre de Martín. Muchos abrazos se han dado a lo largo de este texto; el más fuerte es éste, sin duda.
CABOS
Es quien nos oculta cuando nos caemos; es quien nos indica que hemos perdido el paso; es que nos ajusta a las dimensiones de la calzada; es quien hace la última revisión de nuestra indumenta antes de que salgamos a desfilar; es quien nos avisa de las estrecheces de la calle y quien nos ordena separarnos o acercarnos: esa es la labor de un cabo (salvo que sea el propio cabo quien se cae, quien pierde el paso…) Papel de enorme responsabilidad, como pueden ver.
ROSALES, a lo largo de estos catorce años ha tenido dos cabos fijos, porque en actos subalternos quién no se ha puesto de cabo. El primero fue elegido democráticamente en asamblea: José Luis Gómez (Jipi), el primero, el iniciático, un hombre de bien a quien no le importaba perder el paso, caer, tropezar, olvidar piezas de su traje cuando estaba a dos kilómetros el cuartelillo de Reyes Católicos, todo por la escuadra. Jamás le importó el sacrificio, nunca le vencieron los elementos, aun cuando los elementos se encontraban en su interior. Fue un grande a quienes todos adorábamos y seguíamos sin importarnos el cómo ni el dónde, ya fuera a las faldas del castillo o al mismísimo infierno. Siempre fue querido y sobre todo respetado y él nos pagaba con sus favores y saber estar, alentándonos cuando en alguna Mediafiesta se nos pasó ligeramente la hora de salida.
Por circunstancias el bueno de José Luis hubo de dejar de hacer los desfiles y procesiones, aunque siempre sabemos que para el resto de actos tenemos cabo. El lugar al frente de la escuadra tras el abandono del anterior, vino a ocuparlo un comparsista de pro como Mario Lorenzo Quintanilla, quien sin duda aportó más seriedad si cabe a la escuadra. Son ya tres años los que el bueno de Mario se coloca delante, y lo hace con pasión y cariño hacia la comparsa y también, por qué no decirlo, hacia la escuadra, y si no luce todavía el emblema de la margarita sonriente en el pecho, no crean que es por desapego: en mi pueblo (Elda) a esto lo llamamos vergüenza y pudor. El problema que genera Mario es que como es tan alto, nos tapa a los demás en las fotos. No obstante, gracias Mario, y también gracias Jipi. Gracias a los dos. La escuadra ROSALES os hace mejores personas.
MÉRITOS CONTRAÍDOS
A lo largo de estos largos 27 años, toda una vida, múltiples han sido los méritos, honores y reconocimientos que nuestra sociedad ha cosechado entre eldenses y extranjeros tanto verbales como físicos. Como sabéis somos de naturaleza humilde, pero de igual modo somos incapaces de negar evidencias sonrojantes (la Tierra es plana) a pesar de muestra innegable modestia; somos absolutamente conscientes de que contamos con el cariño de nuestra comparsa y del resto de festeros; con la admiración de nuestra comparsa y de las instituciones; con el respeto de nuestra comparsa y del resto de eldenses; con la adhesión de nuestra comparsa y de personas ajenas al valle; con la estima de nuestra comparsa y de la vida extraterrestre o extradimensional si la hubiere (que no queremos entrar en polémicas).
TODOS: niños de orejas juntas o despegadas y niñas de dorados bucles, con bicicletas o sin ellas; adolescentes granulentos aficionados a determinadas páginas de internet mediante el incorrecto uso del IPAD o el móvil, (o no); hombres de cigarro apagado en los labios que ve la vida pasar mientras espera su carajillo de coñac o enfermizos ejercitantes gimnásticos que desprecian al que espera su café con brandy, mujeres; vendedores de seguros y cargos políticos; las Fuerzas Armadas y la Royal Navy británica; y cómo no, y cómo olvidarnos de nuestras queridísimas señoras mayores, a la sazón el alfa y el omega de nuestra existencia, cuyos aplausos y sinceros y excitantes vítores nos alimentan y alientan cuando, agotados por una batalla de antemano perdida, derrotistas por pésimas expectativas, enfilamos Padre Manjón durante el desfile del domingo… Repito, TODOS adoráis a ROSALES y lo sabemos (tal vez alguno haya que hasta nos envidie con cierta lógica, seamos sinceros), y lo decimos sin elitista modestia: es un hecho.
Contamos con todo ello y, universo, os lo agradecemos con el corazón en la mano y una suficiente sonrisa en el rostro. Pero no sólo de pan vive el hombre (Mateo 4:4) sino que también necesita de reconocimientos físicos que hagan más llevadera la existencia vacua y gris del ciudadano medio, y como no podía ser de otro modo, ROSALES cuenta con algunas pruebas de ello, premios al trabajo bien hecho y al esfuerzo desinteresado del festero de bien: ROSALES se proclamó Campeón del campeonato interno del Fútbol Sala del IB Azorín (Elda-Petrer) en la temporada 91-92; premiados merecidísimamente con el galardón al mejor traje por el favor de nuestra comparsa en el año 2007; premiados por nuestra comparsa en 2014 al mejor cabo, este último premio compartido con nuestros colegas de los Infantes de Castilla, a quienes desde aquí enviamos un afectuosísimo abrazo.
Unión, fuerza y sindicato (la rama y el haz), pero también altruismo y gentilidad han sido los pilares en que nos hemos cimentado desde aquel lejano año 90, no obstante y a pesar de todo nuestra sala de trofeos anda un poco escasa, aunque nuestros corazones se hallan henchidos de amor y cariño recibidos, que es lo verdaderamente importante, ¿no?
SEDE
Como no podemos ser perfectos, aunque estemos muy muy muy muy muy cerca de serlo, y como muestra de nuestra indudable humanidad, y por qué no decirlo, en pos de alguna subvención, ROSALES comparte sede con una escuadra de Contrabandistas: SIEMPRE BANDOLEROS (en fin). Ciertamente no son mala gente, aunque siempre hay un aunque. Después de años de vagar por páramos eldenses, encontramos nuestro Walhalla en la calle Nueva, compartiendo espacio y gastos con unos contrabandistas (yin yan). Aunque la sede cuenta con innumerables nombres (El Camposanto, LA Derrama, El Soviet de Edimburgo), el apelativo oficial, al cual llegan los recibos, LAS QUEJAS (ESCASAS) y los halagos (múltiples) es LA FORTALEZA, que algo tiene que ver con la comparsa de Cristianos, aunque el nombre se le ocurrió a un Bandolero (¿tendrán corazón al fin y al cabo? Igual lo que tienen es algo de criterio).
La Fortaleza es un cuartelillo paradójico: diáfano y acogedor, matarratas y Martin Miller, Cristianos y Contrabandistas. Quedan todos invitados al Sóviet de La Fortaleza, con la garantía de que si no quieren, no hablarán con ningún contrabandista: sin ser Berlín, hay separación.
Un fortísimo abrazo a nuestros amigos de SIEMPRE BANDOLEROS.
EL FUTURO. HAY CANTERA
Pues sí señores, esta es nuestra escuadra: ROSALES, ROSALES en el pasado y ROSALES en el presente… habrá ROSALES en el futuro: hay niños, niños que ante imposiciones estéticas morunas y en actos de rebelión dignos de un buen sindicalista (fuerza, unión, sindicato; la rama y el haz), o simplemente por el hecho de que tenían un amiguico en una escuadra o porque les apetecía carroza, ya han desfilado en la comparsa. Zoe Marín, Paz Marín o Adrián Payá ya han abierto la espita; ellos han sido los precursores que habrán de seguir y marcar el paso al resto de púberes eldenses que sean dignos de ostentar el sagrado emblema de la margarita sonriente en sus pechos cada vez más maduros.
Por todo ello, a ROSALES no nos preocupa el futuro, y por ello nos dedicamos a vivir el presente como si no hubiera un mañana. Por tanto, que nadie se desespere: quedan ROSALES para muchísimos eones porque como saben, no está muerto lo que no puede morir.
CONCLUSIÓN
ROSALES y Comparsa de Cristianos. Comparsa de Cristianos y ROSALES… ¡Engrandezcámonos mutuamente en una sublime orgía de plácemes y parabienes que contribuyan a la grandeza general que ambos merecemos en pos de la grandeza de nuestra querida Elda!
Ciertamente y a pesar de que ocasionalmente se haya citado a personas concretas, se ha hecho porque no había más remedio, ya que la idea que se ha intentado transmitir es la de que ROSALES es un todo, un grupo más o menos homogéneo, cohesionado a modo de haz gracias al pegamento excretado desde la sonrisa de cierto tipo de flor, y que no es precisamente una rosa
Por cierto, la escuadra se llama ROSALES y no LOS ROSALES, ¿vale?
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